jueves, enero 05, 2006

La sombra de un exito


El escritor Wolfango Montes.
luz pública. ¿Es una literatura de calidad? ¿Cómo es?
Wolfango Montes.- Muchos de los autores de este boom ya están escribiendo hace diez, quince y veinte años, pero contribuyó al fenómeno el hecho de que una casa editorial como La Hoguera publicara sistemáticamente a estos autores e intentara vender esos libros, haciendo propaganda y haciendo verdaderos debates literarios. Estos eventos ayudaron a cristalizar el boom.
L.- ¿Es de calidad?
WM.- Sí, es un grupo heterogéneo, en el que ya existe bastante exigencia. No es como antes, porque hubo una etapa folletinesca, todo pueblo pasa por eso. Pero, cuando existen grupos, éstos fiscalizan la calidad narrativa de una forma u otra y se va dando como una selección natural. Unos aparecen y otros desaparecen.
“Desnúdese el desnudo”
L.- ¿En qué circunstancias nació su novela “Desnúdese el desnudo”?
WM.- Yo estaba escribiendo una novela que tenía unas 800 páginas, pero había un párrafo o tal vez dos que daban para otra. Yo dije: Aquí existe otra novela. Ese párrafo trataba sobre una chica que recibía espíritus. Entonces, yo comencé a escribir sobre ese tema. La historia trata de dos amigos ateos que hacen un trato de que si uno muere, él otro le avisará si existe cielo u otra vida. Uno de ellos muere, y años más tarde el que queda se casa con una chica que comienza a recibir espíritus. Es una novela que fue escrita con ayuda de una serie de casualidades. Hubo un momento en que se me trancó la novela, pero vino una amiga que no veía hacía dos o tres años y me contó sobre su último matrimonio. Su historia encajaba totalmente a la novela y la terminé de escribir. Ella vino, me contó sus desventuras y me resolvió el problema.
L.- ¿Hace cuánto la terminó de escribir?
WM.- Es una novela que rápidamente la publiqué, la terminé el año pasado y este año ya viene la reedición.
L.- ¿Cómo la recibieron sus lectores?
WM.- Les gustó la novela.
L.- Uno de sus personajes es Illán, ¿verdad?
WM.- Es un médico, es un tipo muy moderno, cínico, conquistador, que se enamora.
L.- ¿Se enamora con frecuencia?
WM.- No, él sufre una pasión.
L.- ¿Por qué el infierno de ella es la desnudez de él?
WM.- Porque ella, para retener al hombre, se inventa que está recibiendo al espíritu del amigo de él. Entonces ella crea toda una otra historia paralela con datos reales. Por eso, la desnudez definitiva de ella es que ella es desnudada como una impostora.
L.- ¿Qué tiene que ver Illán con usted?
WM.- No, conmigo posiblemente. . . Es que es difícil decir, Illán no es mi alter ego.
L.- ¿Y usted cómo es?
WM.- No es difícil decirle cómo soy yo. La mayor parte de los artistas necesita tener más de una personalidad, pero no es mi caso. Yo pienso que el escritor debiera tener más de una vida, porque una vida no basta, es muy poco, se le agotan los temas. Yo consigo tener dos personalidades en el sentido en que trabajo como médico y soy escritor, como médico tengo un nombre diferente al de escritor.
L.- ¿Cómo se logra dividir? ¿Le sirve ser psiquiatra para escribir?
WM.- Ahora me sirve. Durante años yo los mantuve separados. Yo salía del consultorio y dejaba de ser psiquiatra. Yo ni parezco ser psiquiatra. No soy de esos que hablan sobre psicología y quedan con un aspecto de psiquiatras. Intenté mantenerlos separados durante años y estaba bien, pero después me di cuenta de que disminuía algo en mi creatividad. Entonces, en esta última novela “Desnúdese el desnudo”, ya está el psiquiatra escribiendo. En ella algunas cosas son escritas por el psiquiatra y otras por el escritor.
L.- ¿El escritor psiquiatra o el psiquiatra escritor?
WM.- No, porque no existe eso. Yo en el consultorio soy psiquiatra y no me gusta que los pacientes sepan siquiera que soy escritor.
La sombra de Jonás
L.- ¿Es difícil seguir escribiendo después de “Jonás y la ballena rosada”, teniendo en cuenta que esta novela tuvo muchísimo éxito?
WM.- No, no es que no sea difícil. Yo no percibí. Al mismo tiempo que me ayudó mucho como escritor, me perjudicó. Después de que escribí “Jonás y la ballena rosada” escribí y publiqué una serie de novelas que no las he releído más. Me he olvidado de ellas. Yo hice eso por el peso de Jonás, ¿sabe? Intentaba no reproducir Jonás... Estaba siempre la sombra de Jonás, porque yo pude haber escrito en el mismo estilo y nunca más lo hice.
L.- ¿Fue un error?
WM.- Yo ahora pienso que fue un error no haber ensayado, no haber continuado el estilo de Jonás. Comencé a agarrar otro tipo de estilo, tuve varias novelas policiales. Entonces me perdí durante unos diez años.
L.- Y ahora, ¿ya empezó a reencontrarse?
WM.- Yo creo que hace unos años ya empecé a reencontrarme, pero actualmente estoy en ese camino. El escritor nunca está hecho, siempre está por hacerse. Yo siempre así me sentí. En este momento, por ejemplo, el escritor necesita de ciertos desequilibrios. Entonces, toda esta situación social de Bolivia me desequilibró y eso es creativo. Uno sabe que va a producir, lo que no se sabe es si será de valor.
L.- ¿Cómo escribe usted? ¿Se inspira? ¿O es metódico?
WM.- Intento por lo menos escribir una hora o dos diarias. No tengo más tiempo, infelizmente. Sin embargo, con tan poco tiempo, tengo una gran cantidad de trabajos narrativos. Algunos escritores me dicen que no tienen tiempo, no entiendo. Me gustaría tener más tiempo, porque cada vez escribo más. Antes me sentaba y escribía una novela en ocho meses, ahora la escribo en un año y a veces tengo que reescribir la mayor parte.
L.- ¿Se ha vuelto más crítico consigo mismo?
WM.- Sí, me he vuelto más crítico. Yo siento que no está bien.
L.- ¿Quién es su primer lector?
WM.- Un amigo, allá en Pelotas, Río Grande, es la persona más inteligente que conozco, se llama Adaun Monquelat. Es el primero que lee y el es el que me dice, y yo le hago caso. Después no le hago caso a nadie más, porque eso es por salud mental, y porque él es muy sincero. Si el trabajo está malo, él me dice que está mal. El me dice: No publiques.
El psiquiatra y el escritor
L.- ¿Cómo es eso de ser psiquiatra y escritor?
WM.- Son dos actividades opuestas. El psiquiatra trabaja con silencio, trabaja sin curiosidad. Por ejemplo, si usted está en mi consultorio y usted me cuenta sobre una persona que es su amiga y que me puede interesar para un personaje. Yo no puedo desviarme y comenzar a preguntar cosas sobre esa persona. Yo tengo que centrarme en el problema de usted, si no sería antiético y el psiquiatra tiene el código del silencio. El escritor pone todo para afuera, él no necesita controlarse, al contrario, necesita descontrolarse. El psiquiatra tiene que conocerse a sí mismo profundamente, el escritor no necesita, pero le ayudaría. El escritor precisa tener una parte de su ser desconocida. Al escritor de vez en cuando tiene que sorprenderle la vida, al psiquiatra, no. Entonces son profesiones opuestas, pero que pueden convivir, haciendo unos ciertos cortes.
L.- ¿El corte es tajante cuando entra en el consultorio?WM.- Sí, es tajante. La psiquiatría exige una atención total, yo no puedo escuchar a una persona y escuchar otra cosa. Y debo escuchar incluso cuando son casos tediosos, porque hay personas que tienen una vida tan limitada, tan pobres que sus vidas son tediosas

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

En una ocasion recuerdo que le envie como contenido de una carta mia, una reseña tuya sobre su obra a Paz Soldan, aquella breve radiografia de la calidad de la narrativa de Edmundo es una sincera muestra de un admirador, yo sinceramente tambien lo admiro, pero aunque dudo que ambos tengamos admiraciones hacia otros autores como objetivo común, comparto junto contigo una admiración hacia Edmundo Paz Soldan. Sobre el autor apellidado Montes no he leido nada suyo, pero tu post me ha obligado a empezar a leer sus novelas.

11:37 p.m.  

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