jueves, diciembre 11, 2008

Un articulo sobre Hernando Sanabria Fernandez




Hernando Sanabria Un polifacético personaje

Muestra. En el Centro de Interpretación Turística y Cultural se exhibe su obra y objetos que testifican su paso por el mundo




Por Tanya Imaña Serrano


La característica polifacética de Hernando Sanabria Fernández es lo primero que surge cuando se inicia una conversación sobre él. Su condición de historiador, literato, docente, investigador y diplomático, entre otros, salta a la vista en la exposición de homenaje, que el Centro de Interpretación Turística y Cultural (CITC) ha montado en su sala literaria.
En la muestra, que estará abierta hasta enero del próximo año, se pueden apreciar desde fotografías familiares hasta sus obras impresas, pasando por los varios galardones que recibió el intelectual vallegrandino.
“La familia ha contribuido con manuscritos, fotografías, pergaminos, medallas, diplomas y todo aquello que pueda reflejar una personalidad que fue polifacética, porque no sólo fue escritor, docente, periodista y ensayista, sino que fue además un hombre público que se desempeñó en muchas instituciones”, comenta orgullosa María Celia, la segunda de sus seis hijos.
Mientras tanto, los nietos de Sanabria se entretienen observando las fotografías que están expuestas en las vitrinas, reconociendo a sus padres y abuelos, y recordando dónde habían visto esas hojas ‘pintadas’ por la luz.
Otros, ajenos a él por la sangre, pero no por el cariño, se admiran ante un viejo cuaderno de escuela. Las hojas rayadas (no cuadriculadas) y una caligrafía perfecta, pero sobre todo primorosa, reza: “Recitaciones 5º grado de la Escuela Fiscal de Niños de Vallegrande. Año 1921”. Puño y letra del que décadas más tarde se convirtió en escritor. De hecho, fue el primer presidente de la Academia Cruceña de Letras.
Y fue un escritor muy peculiar, que prefirió siempre su pluma y tintero, antes que la máquina de escribir. Como recuerda su hija María Celia, y Ernesto Zambrana, director del Archivo Histórico Municipal, y pupilo de Sanabria, fue su compañera de toda la vida y fiel colaboradora, Celia Salmón, la que transcribía sus obras.
“En la época en que empezó a escribir mi padre, no existía la computadora, pero además él, por cierto apego al pasado, ni siquiera utilizaba la máquina de escribir. El escribía a mano, con pluma y tintero, y aún así era admirable su disciplina. Trabajaba por las noches. Su disciplina era increíble, era entusiasta, lleno de amor por las cosas que hacía”, recuerda María Celia.
“Cuando don Hernando escribió su primer poema, su papá, don Abraham Sanabria, le regaló sus primeros tintero y pluma”, narra Zambrana, repitiendo lo que alguna vez su maestro comentó con él.
En otros anaqueles, que juegan a atrapar el tiempo, se exhiben las varias medallas que Sanabria recibió a lo largo de su vida. Entre ellas el Cóndor de los Andes, en el grado de Gran Comendador, que le fue entregado por el entonces subsecretario de Relaciones Exteriores Valentín Abecia, durante el último gobierno de Víctor Paz Estenssoro. El galardón le fue entregado el año de su muerte, 1986.
Entre otras medallas, cuentan las que recibió por su participación en la contienda del Chaco: La Cruz de Guerra, la Medalla al Herido en Acción y la de Ex Combatiente de la Guerra del Chaco.
Otro de los objetos que se expone en la sala literaria del CITC es un antiguo ejemplar de El Quijote. Sanabria era un gran admirador de la obra de Cervantes. Poseía una colección de varias ediciones de la obra del caballero de la triste figura, de ello da fe William Rojas, responsable de la Biblioteca Municipal, que en 2001 adquirió los libros de la biblioteca privada de Sanabria. Alrededor de 7.000 volúmenes de esa colección “que ocupaba el cuarto más grande de la casa”, como recuerda su hija María Celia, fueron vendidos al municipio.
“Era muy cuidadoso con sus libros. Los tenía inventariados, lo mismo que los préstamos de obras. Había una ficha en el espacio vacío del estante, que indicaba a quién y en qué fecha había sido prestado el libro”, detalla Carmen Elena, la menor de sus hijas.
"Uno no puede amar lo que no conoce. Entonces, uno tiene que conocer su historia, sus raíces para poder identificarse", dice María Celia. La invitación está hecha para el que quiera saber más sobre la vida y obra de Hernando Sanabria.

Los libros fueron la pasión de su vida

"Él (Hernando Sanabria) fue una lumbrera en este medio. Un hombre que se formó por su cuenta y por sus propios medios, le dedicó horas y horas a la lectura, se puede decir que fue un autodidacta”, manifiesta Isaac Sandoval, de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz, a la que ingresó en 1961, por invitación de Sanabria.
“Él me incorporó desde muy joven. Estaba en el segundo año de la carrera de Derecho y él presidía la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos. Lo más selecto de los intelectuales cruceños estaba allí”, recuerda.
Su gusto por los libros es innegable, William Rojas cuenta que durante la estadía de Sanabria como agregado cultural en Madrid (finales de los 70), que coincidió con su presencia en esa ciudad, Rojas lo acompañaba a comprar libros. Y en una oportunidad intentaron seguir un tramo de la ruta de El Quijote, por las cercanías de Madrid.
En tanto, Carmen Elena, la menor de sus retoños, rememora los momentos de hacer tareas: “Yo le pedía respuestas concretas, pero siempre me mandaba a revisar los libros. Nos incentivó a la lectura desde chicos”.
Ernesto Zambrana, por su parte, lo describe como un hombre sencillo, comprometido con la juventud, con la que le gustaba compartir sus conocimientos. “En eso se parece a su padre, que fue el creador del primer colegio de Vallegrande; pero también a su madre, a la que le gustaba enseñar a los chicos en su casa”, expresa.
En la época en que fue director de la Biblioteca Central de la Universidad Gabriel René Moreno, cuenta Sandóoval, “todos acudían al doctor Sanabria. Él se constituía en una puerta cultural. Siempre estaba dispuesto a absolver las consultas que recibía”.
Por su contribución a la universidad estatal cruceña, pero a Santa Cruz en general, el municipio emitió una ordenanza, en 1989, mediante la que una avenida lleva su nombre, se trata de la continuación de la Centenario, a partir del segundo anillo de circunvalación.

Una confusa fecha de nacimiento

"Nacido cuando mis padres habían entrado ya en el otoño de sus existencias, a los varios años de haberles venido la hija anterior y como un presente algo tardío de Dios y la naturaleza, mi aparición en la familia hubo de despertar singulares ternezas y ganar mi incipiente persona cuidados y mimos más que ordinarios", así relata su llegada al mundo Hernando Sanabria, en su Crónica Autobiográfica, citada por Marcelino Pérez, en la obra Hernando Sanabria Fernández (1909-1986) Inventario Bibliográfico.
El autor de este libro plantea una solución al tema de la confusión de la fecha del nacimiento del vallegrandino, pues algunos autores e investigadores sostienen que Sanabria nació en 1912.
Sin embargo, Pérez recurre a un documento fidedigno: la partida de bautismo de Hernando Sanabria, que detalla que nació el 14 de diciembre de 1909 y que su nombre de pila fue Hermógenes. En el acta consta una añadidura, la del nombre con que Sanabria fue conocido: Hernando. Pérez lamenta que no conste el año en que fue realizada la adición.
Según este autor, la confusión puede haber surgido debido al pedido de una fe de edad, en base a una prueba supletoria solicitada por Sanabria Fernández en 1944, en la que presentó a dos personas que testificaron que él había nacido el 12 de diciembre de 1912. La petición se habría realizado por la supuesta inexistencia de la partida parroquial. En su libro, Pérez plantea otras razones más para dejar claro, sin embargo, que la fecha correcta es el 14 de diciembre de 1909.



Fuente (El Deber,Santa Cruz de la Sierra - Bolivia, Domingo 10, Julio de 2005 )
h2 class="sidebar-title">Vínculos Creative Commons License
Detta verk är licensierat under en Creative Commons Erkännande 3.0 Unported Licens.